Dulce como la miel
Ravi Chandra
La miel es producida laboriosamente por las abejas a partir del néctar de las flores. Por esa razón, nos dice Cirlot en su Diccionario de símbolos, la miel representa que no hay conocimiento sin sufrimiento y que la personalidad es transformada por el trabajo espiritual ejercido sobre uno mismo.
Existen evidencias de que los humanos consumimos miel desde hace ocho mil años. Veinticinco siglos antes de nuestra era, los sumerios registraron sus propiedades medicinales y la usaron profusamente chinos, griegos y romanos. Es tal su capacidad de conservación, que se han encontrado vasijas con miel en buen estado en tumbas egipcias.
La miel es el modelo por excelencia del sabor dulce. Como dijimos en otro artículo, el dulce es uno de los seis rasas o sabores en el Ayurveda, producto de la combinación de los elementos agua y tierra. Los alimentos dulces se consideran anabólicos, es decir, aumentan kapha, dan forma al cuerpo, incrementan ojas (vigor, esencia vital), fortalecen, calman, nutren y vigorizan piel y cabello; además alivian la sed, combaten el estreñimiento y disminuyen los efectos de toxinas y venenos. Pero si se consumen en exceso producen problemas como obesidad, sueño y pérdida de apetito. Todos los alimentos dulces son de naturaleza fría, a excepción de la miel.
Por esa razón, nos dice el Charaka Samhita, el texto más antiguo sobre Ayurveda, la miel (madhu, en sánscrito) tiene un sabor ligeramente astringente y picante y no engorda. La medicina tradicional de la India la reconoce como la quintaesencia de los nutrientes de origen vegetal y una fuente casi pura de energía solar. Entre sus características se le considera seca, pesada y refrescante. Al contrario de las demás sustancias dulces, alivia las mucosidades, incrementa pitta y disminuye vata y kapha. En términos modernos es termogénica, es decir, produce calor en el cuerpo y consumida moderadamente contribuye al control de peso. Y como es secante y astringente, es buena para curar úlceras internas y externas, por lo que se aplica en quemaduras y heridas. Al igual que el ghee o mantequilla clarificada, no solamente es una sustancia afrodisiaca, sino que además lleva las propiedades medicinales de las hierbas a los tejidos del cuerpo, por lo cual se usa como vehículo de muchas sustancias medicinales. Puede consumirse a todas las edades y permite beneficiarse de las cualidades de las flores a partir de las que se produce.
Son tantas sus propiedades terapéuticas, que a continuación las presentamos en forma esquemática:
En padecimientos digestivos…
Ayuda a la digestión y tiene efectos retenedores, por lo que es buena para quienes sufren vómito o diarrea; posee una poderosa acción antimicrobiana.
Respiratorios…
Gracias a su acción mucolítica, está indicada en casos de refriado, asma e hipo.
En enfermedades metabólicas…
Obesidad y sobrepeso: disuelve tejido adiposo.
Problemas de la piel: mejora metabolismo y tiene acción antimicrobiana.
Diabetes: ayuda a quienes padecen esta condición gracias a su acción digestiva y tonificante sobre el metabolismo celular.
Oculares…
Mejora el metabolismo de los tejidos relacionados con el ojo, por lo que se indica como colirio en casos de conjuntivitis, prurito y glaucoma.
Y mentales…
Tonifica el sistema nervioso, mejora el intelecto, aporta claridad mental y combate la pérdida de memoria.
En caso de heridas crónicas y quemaduras
Su astringencia limpia y sana las heridas de la piel, es un antibacteriano natural, previene cicatrices hipertróficas y queloides, así como las retracciones de las quemaduras.
Algunos remedios ayurvédicos
Externos: gárgaras en caso de estomatitis (hinchazón y llagas dentro de la boca), aplicación directa sobre heridas y quemaduras.
Cosméticos: limpieza facial (acompañada con jugo de limón), cabello graso (con agua caliente), acondicionador capilar (con aceite), labios agrietados.
Internos: combate obesidad (con agua tibia), alcoholismo (con triphala, una preparación con mirobálano), problemas respiratorios (con jengibre) y exceso de vata (con jugo de limón); es eficaz en la limpieza de riñones y vías urinarias (disuelta en agua), fortalecimiento de tejidos nerviosos, musculares y osteoarticulares; además desinfecta y desintoxica el organismo (elimina sustancias nocivas de origen parasitario o químico), es excelente para convalecientes y ayuda al crecimiento de los niños.
En Ayurveda hay una importante contraindicación: la miel no debe calentarse ni cocinarse, pues la temperatura mayor a 60 grados altera su constitución y la hace dañina: puede obstruir el tracto digestivo y generar amas o toxinas. Se dice que la indigestión con miel es muy difícil de tratar.
Debido a las numerosas propiedades de la miel, Vishnu, el aspecto de la Divinidad como conservador del universo, recibe el epíteto o nombre de Madhusudana. El sabio Shridara Svami, un bengalí del siglo XV, dice que significa “el que vence a la miel en dulzura” y agrega que “el ego falso es dulce como la miel y reside en el corazón de cada uno, haciendo que olvidemos nuestra propia identidad. Intoxicándonos. El que destruye el ego falso con la antorcha del conocimiento es llamado Madhusudana”.
En la ciencia moderna
Los principales componentes de la miel son monosacáridos o azúcares simples como la fructuosa y la glucosa, así como disacáridos como la maltosa y la sacarosa. Estas sustancias son las responsables de su dulzor. También contiene oligosacáridos como la panosa, enzimas como la amilasa y la oxidasa, aminoácidos, vitaminas (A, B1, B2, B3, B5, B6, C, E, K), minerales (calcio, hierro, zinc), ácidos orgánicos (carotenoides, ácidos grasos) y antioxidantes (flavonoides como la apigenina y la pinocembrina).
Todo ello contribuye a las propiedades antimicrobianas y antisépticas, antienvejecimiento y energéticas de la miel. Por ejemplo, la oxidasa libera peróxido de hidrógeno, un poderoso antimicrobiano y desinfectante. La medicina occidental reconoce la capacidad de la miel para el alivio de problemas de resfriado, tos y garganta, así como su uso en cosmética (interviene en la elaboración de cremas, mascarillas de limpieza y tónicos) gracias a sus características astringentes y suavizantes. La miel no caduca y mata las bacterias por lisis osmótica (rompe su membrana celular) y las levaduras aerotransportadas no prosperan en su superficie.
La medicina occidental desaconseja su uso en niños menores a un año de edad.
Una abeja deposita miel en el panal
Conserva las cualidades de las flores
Aplicada en heridas
Vishnu o Madhusudana, “el que vence a la miel en dulzura”